10 razones para consultar con un abogado

Tener un pro­blema legal no debe­ría ser la jus­ti­fi­ca­ción para acu­dir a un abo­gado. La jus­ti­fi­ca­ción ha de ser soli­ci­tar ase­so­ra­miento para evi­tar el pro­blema. Los abo­ga­dos resol­ve­mos los pro­ble­mas lega­les de nues­tros clien­tes, si; pero tam­bién los evi­ta­mos mediante la con­sulta y ase­so­ra­miento pre­vio. Es lo que en el mundo jurí­dico se conoce como abo­ga­cía pre­ven­tiva.

Ahora enun­cia­mos diez razo­nes por las que muchas per­so­nas no acu­den a un abo­gado, que se con­vier­ten real­mente en diez razo­nes para con­sul­tar con un abo­gado:

1. Es un contrato sencillo

Pen­sará que no nece­sita un abo­gado para redac­tar un con­trato de arren­da­miento o un con­trato de entrega de una señal para la com­pra de una vivienda, pues parece algo muy sen­ci­llo. Pero hasta el con­trato que pueda pare­cer más sen­ci­llo ha de con­te­ner cier­tas clau­su­las que pro­te­jan sus dere­chos. O puede redac­tarlo inclu­yendo cláu­su­las que des­co­no­ciendo su sig­ni­fi­cado y tras­cen­den­cia jurí­dica le reporte pos­te­rior­mente per­jui­cios. Solo el abo­gado tiene una visión de con­junto de la trans­cen­den­cia jurí­dica de cual­quier paso que usted pueda dar. 

2. Bricolaje

El famoso corta y pega de aquí y de allá. Cree que puede redac­tar un docu­mento cogiendo ideas de aquí y de allá. Pero el resul­tado será algo pare­cido al mons­truo de Vik­tor Franks­tein. El bri­co­laje es muy entre­te­nido, pero es un hobby o pasa­tiempo. No debe hacer bri­co­laje con los asun­tos jurí­di­cos. Los abo­ga­dos no lo hace­mos.

3. Tener un familiar que sabe de estas cosas

¿Quién no tiene un fami­liar que dice que entiende de cues­tio­nes jurí­di­cas (qui­zás por­que tenga un pequeño nego­cio o algu­nos estu­dios)? Segu­ra­mente no sabrá nada, pero la igno­ran­cia es muy osada. Cada per­sona está cua­li­fi­cada para ase­so­rar sobre su pro­fe­sión, y para los temas jurí­di­cos las per­so­nas cua­li­fi­ca­das son los abo­ga­dos. ¿Y un hijo que estu­dia dere­cho?

4. Hay Información en redes sociales

Hoy todo el mundo per­te­nece a una o varias redes socia­les. Y por las redes cir­cu­lan con­se­jos lega­les que pro­vie­nen … ¿de quién? usted no lo sabe. A dia­rio lee­mos muchas bar­ba­ri­da­des, que si usted las atiende podrán crearle un pro­blema jurí­dico muy serio. Solo debe aten­der a aque­llos con­se­jos que pro­ven­gan de un abo­gado, pero con­si­dere que cada situa­ción per­so­nal es dis­tinta por lo que nunca deberá tomar una deci­sión sin expo­nerle su caso con­creto 

5. La ley no exige la intervención de abogado

Hay deter­mi­na­dos pro­ce­sos judi­cia­les para los que la ley no exige la inter­ven­ción de un abo­gado (por ejem­plo una recla­ma­ción de poca cuan­tía o un jui­cio por delito leve). Pero que no lo exija no es sinó­nimo de que no sea con­ve­niente que usted vaya de la mano de un abo­gado (y más cuando posi­ble­mente la parte con­tra­ria sí esté asis­tida por un abo­gado). Por ejem­plo: para recla­mar 1.900 euros la ley no exige la inter­ven­ción de abo­gado, y para recla­mar 2.100 euros, sí; y ambas recla­ma­cio­nes pue­den tener el mismo fun­da­mento jurí­dico que solo el abo­gado sabrá invo­car.

6. Hay confianza con la otra parte

Usted va a fir­mar un con­trato con alguien con la que tiene sufi­ciente con­fianza y sabe (cree) que nunca ten­drá pro­ble­mas con ella. Le digo: des­en­gá­ñese, en el mundo jurí­dico no puede fiarse de nadie (abso­lu­ta­mente de nadie); por eso nece­sita tener un con­trato per­fec­ta­mente redac­tado. Y des­con­fíe cuando una per­sona le dice para no acu­dir a un abo­gado: «¿es que no te fías de mí?» Pues no se fie, no lo haga.

7. El asesoramiento de un funcionario

Los hay con muy buena volun­tad que le pue­den dar un con­sejo, ¿pero ese con­sejo es acer­tado? ¿o es el mejor con­sejo para su caso? Supo­ne­mos que el fun­cio­na­rio hace bien su tra­bajo (no lo duda­mos), pero su tra­bajo no es ase­so­rarle a los admi­nis­tra­dos (a usted). No tiene pre­pa­ra­ción para ello y puede oca­sio­narle más pro­ble­mas que bene­fi­cios. En muchas oca­sio­nes hemos tenido un caso com­pli­cado por­que ini­cial­mente nues­tro cliente actuó siguiendo el con­sejo de un bien­in­ten­cio­nado fun­cio­na­rio.

8. Consultas en foros de internet

Lo más peli­groso. Allí todo el mundo opina, la mayo­ría basán­dose en su pro­pia expe­rien­cia, pero nadie sabe cuál es su caso con­creto. Recuerde que no todos los casos son igua­les y que usted al expo­ner el suyo puede olvi­dar alguna cir­cuns­tan­cia impor­tante por lo que la res­puesta no sea la ade­cuada. En oca­sio­nes los abo­ga­dos dan res­pues­tas en esos foros, pero siem­pre piden una con­sulta per­so­na­li­zada para el correcto ase­so­ra­miento.

9. Los abogados son caros

No hay nada más incierto como esa afir­ma­ción. Es más, los abo­ga­dos somos muy ren­ta­bles. Un ade­cuado ase­so­ra­miento o inter­ven­ción a tiempo es incluso barato, pues ha de con­si­de­rar el inte­rés eco­nó­mico del, por ejem­plo, con­trato que va a fir­mar.

10. Gestores, asesores y otros

Muchas per­so­nas creen que para deter­mi­na­dos asun­tos los ges­to­res son más ade­cua­dos, y ade­más son más bara­tos (véase el nº 9). Lo mismo le pode­mos decir de esos ase­so­res que nadie sabe lo que son. Pero la expe­rien­cia nos dice que saben lo jus­tito y no más (A, B y C), e incluso que si se aven­tu­ran a D, E, etc, … le oca­sio­na­rán un gran pro­blema.

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